En los primeros dos capítulos profundizamos acerca de una relación
apasionada con nuestro Dios. No existe nada más importante que ello. Al mismo
tiempo, para que seamos coherentes con esa dedicación, ésta relación terminará
llevándonos a un compromiso absoluto no solamente con el Rey sino también con
su Reino. Infelizmente, muchos de nosotros conocemos muy poco sobre ese Reino.
En este capítulo ganaremos una visión panorámica del Reino, entenderemos por
qué la falta de esa visión nos deja en crisis y reconoceremos cuatro
dimensiones en las cuales necesitamos vivir para ser verdaderos ciudadanos del Reino
de Dios.
Visión panorámica del Reino de Dios
Se cuenta que seis ciegos escucharon hablar de un animal increíble, llamado
elefante. Queriendo conocerlo personalmente, fueron a un zoológico y pidieron
permiso para tocar al elefante. Después, cada uno llegó relatando con profunda
convicción lo que ahora entendía qué era un elefante.
Uno de ellos percibió que el animal era una inmensa pared; el segundo, el
tronco de un árbol; el tercero, una lanza peligrosa; el cuarto, una soga; el
quinto, una cobra grande; el último, un inmenso abanico (refiriendo-se a la
oreja de el elefante). Probablemente, tenemos una confusión semejante en cuanto
a las perspectivas del Reino de Dios entre nosotros. Para muchos el Reino es un
concepto teológico que nadie entiende bien. Para otros es algo del pasado,
relacionado con ese Jesús que vivió hace tantos años. Algunos lo presentan como
algo futuro que recién conoceremos cuando el Señor vuelva. Otros dicen que es
algo espiritual en cada creyente y se expresa de manera colectiva en la
iglesia. Unos son más radicales y afirman que es algo que ataña a todas las
esferas donde Dios esta presente, sea a nivel individual o colectivo,
particular o publico, secular o eclesiástica.
Para tener más clara esta perspectiva bíblica sobre el Reino de Dios, en
las siguientes declaraciones marque usted con “F” si piensa que la declaración
es falsa y con “V” si piensa que es verdadera:
A.
La Biblia comienza en
Génesis 1 con un llamado divino para que el hombre domine (reine) y cierra en
Apocalipsis con una revelación de triunfo final del Rey y los que reinaran con
El.
B.
El ministerio de
Jesús, descrito en los evangelios, abre con la declaración que el Reino de Dios
estaba cerca y concluye con Jesús proclamando que toda autoridad le fue dada en
los cielos y en la tierra.
C.
El libro de los
Hechos comienza con Jesús enseñando durante 40 días sobre el Reino de Dios y
termina con Pablo proclamando el Reino de Dios.
D.
El arrepentimiento es
la puerta de entrada al Reino, como también la puerta por la cual continuamos a
profundizar nuestra visión y experiencia del Reino de Dios.
E.
Somos llamados a
priorizar el Reino de Dios, buscándolo antes que cualquier otra cosa.
F.
El propósito de Dios
es que su Reino se revele aquí en la tierra y que su voluntad sea hecha en la
tierra como en el cielo.
G.
Jesús acostumbraba a
ir de ciudad en ciudad predicando y demostrando las Buenas Nuevas del Reino de
Dios.
H.
Justificadamente, el
Sermón del Monte es llamado de la “Constitución del Reino de Dios”, hablando
del Reino más de diez veces.
I.
Los discípulos de
Jesús fueron enviados a proclamar y demostrar el Reino de Dios, tanto los doce
como los setenta.
J.
La mayoría de las
parábolas de Jesús explican el Reino de Dios.
K.
Una muestra de que el
Reino de Dios llegó, es la expulsión de demonios.
L.
Cuando el evangelio
del Reino sea predicado en todo el mundo, a todas las naciones, entonces vendrá
el fin.
M.
El Reino de Dios está
dentro de nosotros, entre nosotros y siendo expuesto en el mundo.
Probablemente usted comenzó a notar que todas las observaciones son
verdaderas.[1] Posiblemente se inquiete
al darse cuenta que el Reino fue mucho más importante para Jesús de lo que es
hoy para nosotros.
Nuestra Crisis
Si el Reino de Dios fue central para Jesús y la iglesia primitiva, ¿por qué
oímos hablar tan poco de él hoy? En parte, esto es porque muchos tienen
dificultades en percibir que el Reino se expresa en la actualidad, viéndolo más
como algo que pertenece al pasado o al futuro.
La verdad es que el Reino tiene su fundamento en el pasado, cuando Jesús
estaba aquí en la tierra. Al mismo tiempo se revela en el presente, porque
Jesús reina en nosotros y se muestra y extiende su Reino a través de nosotros.
Finalmente será consumado y revelado en su plenitud solamente en el futuro,
cuando Jesús vuelva y coloque todas las cosas debajo de sus pies. Así como
nuestra salvación pertenece al pasado, presente y futuro simultáneamente
(fuimos salvos, estamos siendo salvos y seremos salvos), también el Reino de
Dios fue introducido por Jesús, se expresa hoy en nosotros y a través de
nosotros, y será realizado plenamente al final de los tiempos.
¿Estamos en crisis? Sí, pero
posiblemente no lo percibimos. Vea algunas diferencias entre la fe y vida de la
iglesia primitiva y la nuestra. El nombre común por el cual los miembros de la
iglesia primitiva eran conocidos era “discípulos”. El nombre común hoy en día
sería “cristianos”. Esto era muy raro en las primeras décadas de la iglesia, en
el Nuevo Testamento sólo aparece tres veces, generalmente lo usaron personas no
creyentes para hablar de los creyentes. Si preguntáramos a los miembros de la
iglesia primitiva si eran cristianos, probablemente quedarían confundidos en
cuanto al significado del nombre. Hoy, si preguntáramos a los miembros de la
iglesia si son discípulos, también estarían confundidos. El nombre discípulo o
discípulos aparece 289 veces en el Nuevo Testamento. ¿Cuál es el énfasis del
Nuevo Testamento? – discípulo o cristiano?, ¿Cuál es el énfasis hoy? ¿Nota nuestra crisis?
De forma parecida, Jesús es más conocido como Señor en el Nuevo Testamento
que como Salvador. Él es llamado Señor 664 veces, Salvador apenas 24. ¿Cuál es
el énfasis en el Nuevo Testamento? ¿Cuál el énfasis en nuestras iglesias hoy? El
primero énfasis refleja el señorío de Cristo, su Reino y nuestra entrega; el
segundo énfasis refleja lo que nosotros recibimos, nuestros beneficios. ¿Nota
nuestra crisis?
¿Cuál es el evangelio que estamos predicando? ¿El evangelio del Reino?
¿Será que el creyente tibio y débil que vemos con frecuencia en nuestras
iglesias tiene que ver con el tipo de semilla que fue plantada?
Déjeme dar una definición: “El Reino
de Dios es una esfera (dominio), creciente y vivificante, en el cual el
gobierno de Cristo es reconocido, obedecido, buscado y disfrutado”.
El Reino es de Dios, no es para crear un Reino propio. Crece
de forma irresistible, como una semilla de mostaza o como la levadura que
levanta toda la masa. Ministra vida abundante a todos los que entran o
llegan cerca de él. Es un gobierno absoluto, una teocracia, no una
democracia. Al mismo tiempo, el Rey no impone su voluntad; aguarda que su
autoridad sea reconocida. Pero no es suficiente reconocer su autoridad,
los propios demonios hacen esto. Necesitamos obedecerle, ser verdaderos
discípulos que vivamos la realidad de su señorío en todas las dimensiones de
nuestras vidas.
¡Pero ser obedientes no es suficiente! Los ángeles son obedientes, pero
Dios quiere más de nosotros. Quiere que nosotros le busquemos, a él y su
Reino, que le deseemos, que tengamos hambre y sed de él. Al final de cuentas,
él no quiere que sólo seamos siervos o personas bajo su dominio, quiere que
seamos hijos del Rey, que realmente disfrutemos de su Reino. Ese es el
propósito del hombre: “Conocer a Dios y disfrutar de Él por la eternidad”
¡Cuántas iglesias han dejado de predicar el verdadero evangelio del Reino¡
¡Cuántos creyentes no viven como verdaderos ciudadanos del Reino! ¿Será que al
final de los tiempos habrá una gran cantidad de personas “creyentes” que oirán
a Jesús decir: “Apartaos de mi, yo nunca os conocí”? ¿Estamos en crisis?
Experimentando el Reino
de Dios
Comprender que el Reino de Dios y el Señorío de Cristo llenan todas las
áreas de nuestra vida tiene implicaciones profundas. Tenemos que renovar
nuestra fe. Nuestra tendencia es exagerar un lado u otro de las cuatro
dimensiones del Reino.
1.-Ser familia de Dios versus ser el ejército de Dios
2.-Tener un enfoque individualista versus un enfoque colectivo
3.-Ser separados del mundo versus nuestra misión de transformarlo.
4.- Una visión espiritual versus una visón que incluye la
dimensión física.
El Reino de Dios nos desafía a no dejar de lado la primera parte de la
lista, al mismo tiempo nos llama a abrazar los elementos de la segunda parte,
aparentemente opuestos a ellos. Veamos con más detalle cada ítem.
En primer lugar, la iglesia está descubriendo y disfrutando la importancia
de ser parte de la familia de Dios. Necesita hacer esto sin perder la visión y
compromiso de ser el ejército de Dios, ciudadanos, embajadores, guerreros,
cuyas vidas son entregadas al servicio del Rey, ¡hasta la muerte, y aún
después!
En segundo lugar, nuestra fe y salvación son expresiones individuales. Esto
también ha sido llevado a un extremo del individualismo, donde cada creyente es
dueño de sí mismo, cambiando de iglesia si ve cosas que no le gustan. Necesitamos
mantener el valor de la individualidad de cada uno al mismo tiempo que nos apropiamos
del valor de la colectividad, aprendiendo a discernir que somos el Cuerpo de
Cristo, comprometidos a caminar en alianza los unos con los otros con
relaciones interdependientes. A través de nuestra unidad el mundo sabrá que
Jesús es el Hijo de Dios (Jn 17:21,23)
En tercer lugar, nos hemos dedicado bastante a la iglesia y su crecimiento.
Necesitamos dedicarnos a la iglesia, a la comunidad del Reino como alta prioridad. Al mismo tiempo, tenemos un llamado de ser
sal y luz en el mundo, en la medida de lo posible desarrollar el Reino y sus
valores aquí en la tierra, en la esfera secular. Eso implica llevar la
luz e la vida a nuestras empresas, la política, la educación, el placer y todas
las áreas para el Señor Jesús.
Finalmente, nos hemos dedicado a una perspectiva claramente espiritual del Reino.
Necesitamos mantener ese foco y al mismo tiempo entender que el Reino, desde el
mandato de Génesis de gobernar o cuidar la tierra, tiene que ver con la esfera
física. Necesitamos cuidar de nuestros
cuerpos como el templo del Espíritu, de nuestras casas como centros del Reino
de Dios y cuidar de la tierra como mayordomos de ella.
El Rey quiere que su Reino crezca en nosotros y a través de nosotros. Ese
crecimiento no es sólo suave, dulce, con música bonita de fondo. El crecimiento
verdadero tiene una dimensión violenta que llevó Jesús a decir: “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino
de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.” (Mt 11:12 RV60). Jesús inició su
ministerio predicando el evangelio del Reino (Mt 4:23), y tanto él como Juan el
Bautista proclamaron: “Arrepiéntanse
porque el Reino de los cielos está cerca” (Mt 3:2; 4:17). El
arrepentimiento es la puerta al Reino de Dios. Pero no sólo una puerta de
entrada para personas no creyentes, también es una puerta por la cual
necesitamos entrar de nuevo cada vez que Dios nos revela que nuestra visión o
vida no se ajustan a sus propósitos.
No es suficiente hacer pequeños ajustes y felicitarnos por ser buenitos.
Necesitamos quebrantarnos y dejar que él haga una obra profunda y radical. Servimos a un Dios mucho más grande de lo que
nos imaginamos, aquel que es soberano absoluto del universo. El llamado que el
Señor hizo a las siete iglesias en Apocalipsis frecuentemente fue un llamado al
arrepentimiento (Ap. 2:5, 16, 22; 3:3, 19).
Las iglesias que hoy ministran arrepentimiento sólo para no creyentes
probablemente necesitan oír las palabras de Pablo y el llamado al
arrepentimiento que él hizo a la iglesia de Corinto: “Porque el Reino de Dios no es
cuestión de palabras sino de poder.” (1 Cor. 4:20). Si no
continuamos creciendo a través de nuevos momentos de arrepentimiento tendremos
una posibilidad de caer en la condenación de Pablo en otra carta, volviéndonos
personas que tienen una “apariencia de
piedad pero niegan la eficacia de ella;” (2 Ti. 3:5)
Preguntas para reflexión (individual y en grupo pequeño)
1.
¿Qué es lo más llama
su atención en cuanto al Reino de Dios?
2.
¿En que dimensión del
Reino usted necesita crecer más?
3.
Si el arrepentimiento
es la puerta para continuar entrando en el Reino de Dios, existe alguna cosa de
la cual usted necesita arrepentirse?
Para profundizar
·
Lea el evangelio de
Mateo, colocando una corona en el margen de la página, posiblemente con color
rojo, cada vez que aparecen palabras como “Reino”, “Rey”,
“Hijo de David”, o similares.
[1] La base bíblica de esas
afirmaciones: A) Gn 1:262-8; Ap 19:16; 20:4-6; 21:11. B. Mt 3:1-3;
4:17,23; 28:18. C. Hch 1:3; 28:23,31. D. Mt 3:2; 4:17;
Mc 1:15. E. Mt 6:33. F. Mt 6:10, en cuanto a como Jesús nos
enseñó a orar. G. Mt 4:23; 9:35; 11:1-6. H. Mt 5:3, 10, 19, 20,
34,35; 6:10, 13,33; 7:21,29, articulando los valores del Reino de Dios.
I. Mt 10:1, 7,8; Lc 10:9,11. J.
Mt 13:11,19,24,31,33,37,41,43,44,45,47,52; 18:23; 20:1; 21:33,43; 22:1;
25:1,14. K. Mt 12:28; Lc 11:20. L. Mt 24:14. M. Dentro
de nosotros: Lc 17:20,21; entre nosotros: Mt 13:11,36-46; y siendo
expresado en el mundo: Mt 13:36-46; 24:14.